Biography:
With great sadness and love, we share the passing of Jose O. Cantu, who left us at the age of 81 on April 15, 2025. Con gran tristeza y cariño, compartimos el fallecimiento de José O. Cantú, quien nos dejó a la edad de 81 años el 15 de abril de 2025.
**Obituario en español más abajo**
Jose was born on May 1, 1943, in Nuevo León, México. He was a hardworking man with a kind soul and a heart full of love for his family. He spent many years as a welder and was known for his strong hands and steady work. After retiring, he found a new passion working at a bowling alley as a mechanic. He enjoyed maintaining and repairing the machines, but he really loved the chance to bowl every day — something that brought him much joy.
Jose was a very thoughtful man. In the summers, he would go to the library to check out books for his daughter who loved to read. It was like Christmas in July for her, sifting through all the books he’d thoughtfully chosen for her. He would also take all his girls to the movies every Friday night. It was the highlight of the week for each of them.
When he wasn’t working or bowling, Jose loved to watch soccer and baseball. If there was a game on, he was watching it on TV or listening to it on a staticky radio on road trips. He also loved to fish. His favorite spot was at his daughter’s house on the bay, where he found peace and joy surrounded by nature and family. He was incredibly patient, always calm and steady, and happiest when spending time with his kids, grandkids, and great grandkids.
He is survived by his loving wife, Graciela, and his daughters Sandra Jolivet, Claudia Alpizar, and Cristina Jordan. He also leaves behind his grandchildren: Anthony, Ruben, Anyssa, Ayden, Tyler, and Karina, as well as his great-grandchildren: Violet, Lucia, and Anthony Jr. He is preceded in death by his beloved grandson, Luis Carlos.
Jose’s quiet strength, big heart, and gentle nature will be remembered and cherished by all who knew him.
A service to celebrate Jose’s life will be held on April 21, 2025, from 4 to 9, with a service at 6 p.m. at Del Pueblo Funeral Home, located at 8222 Antoine Dr., Houston, TX 77088.
José nació el 1 de mayo de 1943 en Nuevo León, México. Era un hombre trabajador, de alma bondadosa y un corazón lleno de amor por su familia. Dedicó muchos años a la soldadura, y fue conocido por sus manos fuertes y su trabajo constante. Tras jubilarse, encontró una nueva pasión trabajando en un boliche como mecánico. Disfrutaba del mantenimiento y la reparación de las máquinas, pero realmente amaba la oportunidad de jugar boliche todos los días, algo que le brindaba mucha alegría.
José era un hombre muy considerado. En los veranos, iba a la biblioteca a sacar libros para su hija, a quien le encantaba leer. Para ella, era como Navidad en julio, revisando todos los libros que él había elegido con tanto cariño. También llevaba a sus hijas al cine todos los viernes por la noche. Era el momento más especial de la semana para cada una.
Cuando no estaba trabajando ni jugando boliche, a José le encantaba ver fútbol y béisbol. Si había un partido, lo veía por televisión o lo escuchaba en una radio con interferencias durante viajes por carretera. También le encantaba pescar. Su lugar favorito era la casa de su hija en la bahía, donde encontraba paz y alegría rodeado de naturaleza y familia. Era increíblemente paciente, siempre tranquilo y estable, y su mayor felicidad era cuando pasaba tiempo con sus hijas, nietos y bisnietos.
Le sobreviven su amada esposa, Graciela, y sus hijas, Sandra Jolivet, Claudia Alpizar y Cristina Jordan. También le sobreviven sus nietos: Anthony, Rubén, Anyssa, Ayden, Tyler y Karina, así como sus bisnietos: Violet, Lucía y Anthony Jr. Le precedió en la muerte su querido nieto, Luis Carlos.
La fortaleza serena, el gran corazón y la dulzura de José serán recordados y apreciados por todos los que lo conocieron.
Se llevará a cabo un servicio para celebrar la vida de José el 21 de abril de 2025, de 4 a 9-p. m., con un servicio a las 6-p. m. en Del Pueblo Funeral Home, ubicada en 8222 Antoine Dr., Houston, Texas 77088.

Today, we say our final goodbye to my Papi, just one week after he left us. It’s hard to put into words the weight of this moment, but I want to honor him the best way I know how—with love and gratitude.
Just four days after he passed, I turned 51. It reminded me of how blessed we were to have him with us for as long as we did, even through his illness. He got to enjoy his grandchildren and great-grandbabies, and the last few words he said to me was how much he wanted to see all his “niñas.”
My dad, a man of patience, kindness, and quiet wisdom, loved deeply, worked hard, and always looked out for his family. The last time I saw him, he was pointing to my purse on the couch and reminding me not to forget it as we walked out of the house. He was always looking out for his girls, whether my mom or my sisters.
Today, as we lay him to rest, I carry many years of memories with me. I will miss him every single day, but I’m so grateful to be his child. I’ll keep honoring him in how I love, how I show up for others, and how I live my life.
Thank you, Papi—for being a great example of how a man should be. I love you always.
Hoy le damos el último adiós a mi Papi, tan solo una semana después de su partida. Es difícil expresar con palabras el peso de este momento, pero quiero honrarlo de la mejor manera que sé: con amor y gratitud.
Apenas cuatro días después de su fallecimiento, cumplí 51 años. Me recordó lo bendecidos que fuimos de tenerlo con nosotros tanto tiempo, incluso durante su enfermedad. Pudo disfrutar de sus bisnietos, y las últimas palabras que me dijo fueron cuánto deseaba ver a todas sus “niñas”.
Mi papá, un hombre de paciencia, bondad y sabiduría serena, amaba profundamente, trabajaba duro y siempre cuidaba de su familia. La última vez que lo vi, estaba señalando mi bolso en el sofá y recordándome que no lo olvidara al salir de casa. Siempre cuidaba de sus hijas, ya fueran mi mamá o mis hermanas.
Hoy, al enterrarle, llevo conmigo muchos años de recuerdos. Lo extrañaré cada día, pero estoy muy agradecida de ser su hija. Seguiré honrándolo con mi amor, mi apoyo a los demás y mi vida.
Gracias, Papi, por ser un gran ejemplo de cómo debe ser un hombre. Te querré siempre.
Hoy le damos el último adiós a mi Papi, tan solo una semana después de su partida. Es difícil expresar con palabras el peso de este momento, pero quiero honrarlo de la mejor manera que sé: con amor y gratitud.
Apenas cuatro días después de su fallecimiento, cumplí 51 años. Me recordó lo bendecidos que fuimos de tenerlo con nosotros tanto tiempo, incluso durante su enfermedad. Pudo disfrutar de sus nietos y bisnietos, y las últimas palabras que me dijo fueron cuánto deseaba ver a todas sus “niñas”.
Mi papá, un hombre de paciencia, bondad y sabiduría serena, amaba profundamente, trabajaba duro y siempre cuidaba de su familia. La última vez que lo vi, estaba señalando mi cartera en el sofá y recordándome que no la olvidara al salir de casa. Siempre cuidaba de sus hijas, ya fueran mi mamá o mis hermanas.
Hoy, al enterrarle, llevo conmigo muchos años de recuerdos. Lo extrañaré cada día, pero estoy muy agradecida de ser su hija. Seguiré honrándolo con mi amor, mi apoyo a los demás y mi vida.
Gracias, Papi, por ser un gran ejemplo de cómo debe ser un hombre. Te querré siempre.